LIDERAGO Y NEUROGERENCIA PARA EL SIGLO XXI

Gonzalo Arboleda
PhD. Presidente Colombia Excelente

La administración existe desde los orígenes de la humanidad, en especial a partir del momento en que los seres humanos dejaron de deambular por el bosque recolectando alimentos y se asentaron en grupos, clanes o familias para lo cual requirieron de provisiones abundantes cerca a los refugios permanentes.

Este paso generó la revolución agrícola y la revolución de la urbanización, fenómenos disruptivos que cambiaron para siempre la forma de vivir de las personas y de los animales que se domesticaron.

En la era industrial acaecida a partir de 1780 y extendida hasta 1980, la administración se profesionalizó con la aplicación de la ciencia al trabajo y posteriormente la aplicación del proceso administrativo. En este periodo histórico se pasó del trabajo basado en la fuerza del músculo humano y animal, al trabajo impulsado por la fuerza de las máquinas, creadas por el ingenio humano. Este mismo ingenio de las personas creativas descubre la electricidad y con ella aparece el fenómeno de la automatización de muchos procesos de producción basados en el uso de la internet y la digitalización de las empresas.

Esta época generó lo que se ha denominado la administración clásica distinguida, en especial por: El ejercicio de la autoridad con rasgos autoritarios, la jerarquía estructural, el control férreo sobre procesos y personas, el poco espacio para la creatividad e innovación de los trabajadores, el seguimiento acrítico de órdenes provenientes de los jefes, la obediencia y la sumisión. Este enfoque gerencial generó una motivación extrínseca de la fuerza laboral basada en transacciones contractuales que podrían llevar al cumplimiento de la tarea o a la simulación de la misma. La presión de arriba-abajo de la jerarquía fue notoria y de incidencia negativa.

Cuando termina la segunda guerra mundial y se inicia el mundo bipolar y la guerra fría, el mundo empieza a cambiar de manera significativa en su comportamiento y en su visión del modo de vivir, distanciándose de lo acaecido en los 200 años de la era industrial. Este cambio social genera nuevos enfoques de gerencia centrados en la importancia del ser humano, de su dignidad, su libertad, su autoestima, su confianza y el respeto integral, aspectos que tienen origen en el desarrollo del cerebro humano.

En la última década del siglo XX aparece el concepto VUCA, acrónimo que caracteriza al mundo por su volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad. Ante esta nueva situación se requiere que las personas y las empresas se adapten, sean flexibles, ágiles y competentes para gestionar el cambio y plantear transformaciones necesarias para enfrentar nuevas situaciones y retos. La gráfica siguiente ilustra este concepto. Muestra una organización que dispone de un sistema integrado de gestión de la excelencia EFQM que le ayuda a conocer tanto el ecosistema como el entorno global para poder competir, ser viable y sostenible.

VISIÓN HOLÍSTICA DE UNA ORGANIZACIÓN

Para poder entender la globalidad de una organización, sus diferentes subsistemas, relaciones, impactos sobre la vida de las personas es necesario que todos los colaboradores de la organización tomen una actitud abierta frente al cambio y es allí donde los líderes con el conocimiento de la neurogerencia pueden influenciar positivamente a los colaboradores al logro de objetivos metas y retos, de cara al futuro.

En los inicios del siglo XXI el liderazgo y la gestión se enfocan en el ser humano, en sus emociones y talentos, en sus actitudes y aptitudes, así como los comportamientos para dirigir el puesto de trabajo, el equipo y la organización como un todo. Los líderes a todos los niveles de la organización no soslayan el cumplimiento de las tareas, las funciones, los objetivos que deben buscar, pero lo hacen a partir de la fuerza mental, los sentimientos, las emociones, la creatividad, la innovación, los datos, la información, el conocimiento y aprendizaje colectivo que se genera con un trabajo cooperativo. El trabajo participativo, creativo, genera el fenómeno de la cocreación y, también, se genera la unidad de toda la empresa que trabaja a partir de las personas, de los equipos pequeños, capaces, motivados, empoderados y con la responsabilidad de ir más allá de lo pactado y esperado.

Los nuevos paradigmas del liderazgo y la gestión dejan atrás los clásicos y se enfocan en las personas que son seres biopsicosociales capaces de conocer, entender y analizar, el cuerpo, la mente, la conciencia, las emociones, el corazón y todas las relaciones necesarias para el desempeño laboral, basándose en el conocimiento de la ciencia y del conocimiento del cerebro humano.

Estos nuevos liderazgos se enfocan en conocer la manera de pensar, de sentir, de entender las aspiraciones de individuos tanto internos como externos que, de una u otra manera, afectan o son afectados por el funcionamiento de la organización. El nuevo liderazgo y gestión concentra su atención en conocer, analizar y satisfacer, las necesidades, expectativas de los grupos de interés incluidos los clientes, los dueños y controladores, la sociedad, los aliados y proveedores; todos ellos son personas emocionales y sentimentales que van conformando la cultura en que se desenvuelve la empresa y que a la postre conforman una organización exitosa y sostenible.

Para conocer acertadamente a las personas, los líderes de todos los niveles institucionales deben primero conocerse a sí mismos. Recordemos que en el oráculo de Delfos había una inscripción que decía: NOSE TE IPSO, conócete a ti mismo. Conocerse a uno mismo parte de saber cómo es la estructura del cerebro. Este tema todavía es poco estudiado por los que conducen las organizaciones hacia el logro de su propósito, visión y estrategia. Pocos programas universitarios y académicos han introducido este importante tema en la formación de los nuevos gerentes.

Conocer, por lo menos en forma básica, la constitución del cerebro, ayuda a los líderes a comprender la manera como cada persona piensa, razona, cumple obligaciones, es ordenada y disciplinada, demuestra competencias técnicas y científicas, la manera de expresarse y comunicarse. Es decir, cómo opera el cerebro izquierdo. Así mismo los líderes pueden descubrir si los colaboradores son intuitivos, si expresan y controlan emociones y sentimientos, si tienen capacidad de analizar holísticamente, entre otras potencialidades que se expresan en el hemisferio derecho del cerebro. De todas maneras, cada persona propende por lograr un equilibrio entre los dos hemisferios del cerebro, para vivir una vida en armonía.

En consecuencia, los líderes del siglo XXI deben centrarse en estudiar la estructura y funciones del cerebro para comprender y entender el personal de la empresa con el fin de inspirarlos y conducirlos en la búsqueda de su bienestar, el desarrollo organizacional y social con enfoque de sostenibilidad.

En forma particular los líderes deben estudiar el sistema reptiliano que vela por la supervivencia, el sistema límbico que regula las emociones y la corteza frontal que se ocupa del aprendizaje, de la gestión y comunicación para abordar el cambio y la transformación que responde a factores disruptivos.

Estudiar neurogerencia o neuromanagement ayuda a los líderes a ser eficaces en la dirección de seres humanos; a partir del conocimiento del yo, se descubre talento para desarrollar funciones diversas y estratégicas como puede verse en la gráfica siguiente.

ROLES DEL YO EN LA GESTIÓN

Las necesidades, las expectativas y el comportamiento de una persona, del yo, se proyectan en el otro, en el nosotros y la humanidad. Esa persona ante todo debe liderar a otras personas, equipos y organizaciones para lograr el éxito.

Los seres humanos en sus diversas dimensiones vitales y laborales son seres integrales forjados por su matriz valórica que determina lo que el yo piensa, dice y hace. Buscar coherencia en la evaluación de las personas en la organización es necesario para determinar la eficacia y eficiencia de su labor para coadyuvar a la búsqueda del propósito, la visión y la estrategia de la misma. Una persona (yo) que lidera la vida organizacional debe tener la capacidad de cumplir roles de líder, gerente, evaluador, maestro, mentor o coach. Esos roles marcan la diferencia al momento de gestionar la empresa y su capital humano.

La coherencia es la consecuencia de vivir en valores desde la ética, la moral, el respeto, la confianza y todas las manifestaciones emocionales y sentimentales propios de las personas como el amor, la empatía, la compasión, la alegría, gratitud para solo mencionar algunas. Los clásicos propusieron a los líderes mundiales las virtudes cardinales de: La prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza. Un líder y toda persona que profese estas virtudes tienen abonado el camino para el triunfo personal e institucional.

Una acción importante del líder es el diseño de cambiar el enfoque de gerencia y liderazgo clásicos por uno más acorde por las transformaciones globales que se producen constantemente. La gráfica siguiente ilustra cómo se pasa de la gestión clásica a la gestión humanista requerida en un mundo desbocado y líquido como lo llaman Anthony Giddens y Segismundo Bauman respectivamente.

EL NUEVO LIDERAZGO Y GESTIÓN ORGANIZACIONALES

El modelo EFQM de excelencia es un marco de gerencia postmoderno que ayuda a las organizaciones a adaptarse a fin de responder a las exigencias de un mundo en constante cambio como consecuencia de los avances de la ciencia y la tecnología que generan, a su vez, modificaciones conductuales en la vida de las personas, los grupos y las organizaciones en el entorno global. El EFQM es el puente para pasar desde la administración clásica a un futuro neurogerencial necesario para lograr la excelencia en las personas y las instituciones a fin de cuidar el planeta, dignificar a las personas y apalancar el desarrollo económico y social.